Las horas perdidas

Las horas perdidas está inspirada o mejor dicho tiene como contexto la interrupción eléctrica que se prolongó por un lapso de siete días continuos en Venezuela en marzo de 2019. Mezcla elementos de ficción con hechos reales novelados, por tanto, no es una crónica ni una denuncia política del hecho que la inspira".

La historia se despliega en una ciudad petrolera y sus protagonistas son personas comunes y corrientes sumergidas en el entorno surrealista de la crisis energética de aquel entonces. En los doce capítulos que conforman la obra, sin embargo, no pudimos resistir la tentación de incorporar algunos personajes de ficción bajo la clásica perspectiva enigmática y fantástica de la narrativa latinoamericana.

Las horas perdidas comencé a escribirla a mitad de 2019 y la culminé casi un año después, a mediados de 2020. Los cortes eléctricos, los usuales y los intempestivos, fueron una verdadera tortura para dedicarme por entero a su culminación”.

Así tenemos que en Las horas perdidas una interrupción eléctrica que se prolonga por un lapso de siete días continuos, sorprende a los residentes de un condominio un jueves por la tarde, sumiéndolos enseguida en un desconcierto en el que se mezclan sentimientos de impotencia, frustración, desesperanza y angustia. El edificio residencial donde habitan se convierte en una isla dentro de la ciudad asediada por el desasosiego de sus pobladores y el hormigueo colectivo del cuerpo urbano poseído por el infortunio. Cada cual, una vez alterada las rutinas de sus vidas, encara de diversos modos los desafíos de las carencias que van incrementándose con el transcurrir de las horas. Son personas comunes y corrientes sufriendo los estragos de una crisis energética sobre la cual el gobierno del país no revela informaciones en los primeros instantes, hasta que luego, sumándose las horas de la penumbra, primero, y posteriormente el pánico diurno, los voceros gubernamentales se ven obligados a exponer en una exculpación estrafalaria su versión de los hechos.

Evaristo y Albertina, un par de jubilados sin hijos, cuyos días son dedicados al cuidado de un par de gatos, en medio de la hecatombe eléctrica, son abandonados por una de las mascotas en la primera de las oportunidades que tuvo para fugarse. Ambos siguen con devoción el desparpajo gatuno fuera de sus linderos domésticos a través de un ventanal con vista a la ciudad paralizada. Los únicos niños del condominio, en despliegue inocente de la infancia, celebran cada día jugueteando en las inmediaciones de Residencias Mercurio, la interrupción no solo energética, sino también, de todas aquellas actividades que implican los deberes escolares. El país se ha detenido, y para ellos aquellos días se transforman en una vacación inesperada, en un largo recreo que alborota los pasillos del edificio.

Residencias Mercurio es un microcosmos de sentimiento y emociones, cuyos residentes se expresan confusa y espontáneamente en medio del colapso, configurando un universo surrealista a tenor de la propia realidad que les rodea.

Marcelo y Susana, dos abogados solterones, pese a vivir en el mismo condominio, apenas han tenido ocasión de conocerse, la soledad que ambos padecen se hará evidente durante el tedio del embotamiento citadino, y casualmente, este mismo hecho hará posible vincularlos afectivamente, no sin antes, reconocerse en su intimidad las carencias afectivas que tanto los aflige. Ambos personajes van y vienen durante toda la trama hasta finalmente rendirse el uno al otro justo cuando regresa el fluido eléctrico. Es Marcelo con su agudo sentido de observación, quien desnuda con sus reflexiones, el ánimo cínico y sarcástico del ministro al responder a un joven reportero sobre el alcance de la crisis eléctrica.

Por otra parte, Alberto, un viudo vendedor de seguros, viviendo junto a sus dos hijos adolescentes, encara la tragedia, expiándose en sesiones de cavilaciones solitarias los remordimientos que todas las personas padecen cuando no expresan en tiempo oportuno sus sentimientos a quienes aman. Sin embargo, es un personaje de nobles sentimientos, conmovido en ciertos momentos por los desacuerdos de Angélica y Diego, los dos jóvenes recién casados que le son vecinos, y que llevan poco tiempo en el condominio. Sin proponérselo los escucha aturdirse en reclamos buscando el modo de abandonar el país ante el futuro incierto que para ellos representa conformar una familia y obtener estabilidad laboral. Venezuela es el país con la mayor tasa de migrantes de Suramérica, ellos lo saben, y esperan el fin de la crisis energética para marcharse.

En medio de la confusión que cobran las noches oscuras de Residencias Mercurio, el alma en pena de dos vecinos de un mismo pasillo del edificio; un capitán y una astróloga, se convocan desde el misterio de las horas a continuar la misma extendida disputa que en vida mantuvieron por años, colmando con sus voces y ruidos el ambiente callado de las noches que la curiosidad insomne de Albertina y Evaristo persigue hasta el filo de las madrugadas.

La historia está escrita llevando el pulso de cada uno de los siete días de la crisis, desgranándose en retrospectiva hasta situarse en la tarde del jueves aciago, y nuevamente, desde ahí cobrar impulso hasta el día en que retorna el fluido eléctrico, ocasión que sorprende a Susana y Marcelo decidiendo sobre su común destino. La historia se despliega en una ciudad petrolera de Venezuela, y tiene como inspiración el apagón energético ocurrido en el país durante el 2019.

Erika Prieto
Periodista

La obra es una publicación de la editorial Sultana del Lago Editores y  se encuentra disponible en la plataforma de Kindle de Amazon se encuentra disponible, en su versión digital y tapa blanda. Igualmente bajo el formato de impresión bajo demanda puede obtenerse en el site de la editorial responsable. 

Comentarios

Artículos más leídos

El Hombre Cero. Crónicas perdidas

El jabón

El Libro de la risa y el olvido

El peso de las palabras: 21 gramos

Se lee como una película

Un mensaje a García

La mirada indiscreta

Los éxitos del destierro

El pianista sin piano

El Rey de la felicidad. (Relato)

Aquí puedes hacernos llegar tus comentarios

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *